El consejero de Educación Jokin Bildarratz visitó el pasado 10 de octubre la escuela Iraurgi de Azpeitia donde se ha efectuado el primer contrato laboral a una persona con discapacidad intelectual. La azpeitiarra Eli Aguiriano ha logrado un contrato laboral en la escuela de su pueblo donde colabora desde hace años, gracias al convenio existente entre la Asociación guipuzcoana a favor de las personas con discapacidad intelectual Atzegi y el Departamento de Educación del Gobierno Vasco.
La dirección del centro escolar Jon Arruti y representantes de Atzegi con su presidente Josean Idoeta a la cabeza, han celebrado que la colaboración entre el Gobierno Vasco y esta entidad del tercer sector social empiece a dar sus frutos. El consejero de Educación Jokin Bildarratz felicitó a la nueva trabajadora en este día “especial para todas y todos; primero para Eli, que con la llegada del nuevo año comienza su etapa laboral con ilusión y, en segundo lugar, para el Gobierno Vasco y Atzegi, que hicimos una apuesta para que las personas con discapacidad intelectual tengan su oportunidad
de participar e integrarse en nuestra sociedad”. Bildarratz subrayó que esta oportunidad supone también la capacidad de desarrollar su proyecto de vida y que las personas con discapacidad puedan superarse cada día al ver lo que pueden aportar a la sociedad.
Eli Aguiriano desempeña varios trabajos de asistencia; a primera hora abre las puertas y permanece en la recepción, realizando las tareas necesarias como; encuadrenar, responder el teléfono o gestionar recados. Después, participa en las dinámicas que se desarrollan en el aula de las y los más pequeños como ayudante. Al mediodía vuelve a desempeñar tareas propias de recepción.
Este primer contrato laboral se enmarca en el convenio de colaboración firmado entre el Departamento de Educación y Atzegi el pasado mes de octubre. El acuerdo se basa en el objetivo de ofrecer trabajo a 30 personas con discapacidad intelectual en centros educativos (tanto públicos como concertados) de Euskadi en los próximos tres años. Los centros docentes se convierten así en lugares donde se favorecerá la inclusión
social de personas con discapacidad a través de su integración en el mundo laboral.