Empleo

"Algo que no es digital no sobrevive en el mercado"

A través de Middin, estas jóvenes emprendedoras hacen una fuerte crítica hacia las desigualdades, enfocándose en la capacidad para el cambio de las personas. En esta entrevista nos lo cuentan.

¿Qué es Middin?
Leyre: Middin es una plataforma gamificada para las formaciones en igualdad de género y educación sexual, y lo diferencial que tiene es que recreamos situaciones cotidianas del día a día grabadas en 360º, en las cuales los/as usuarios/as tienen protagonismo directo porque incluimos interacciones dentro de las formaciones. En la formación, tú vas eligiendo un diferente camino.  

¿Cómo se os ocurrió la idea? ¿Cuáles son los objetivos del proyecto?
Sara: En LEINN estuvimos trabajando cuatro años dentro de la sexualidad femenina y la menstruación, y el interés en trabajar en estas materias viene desde hace tiempo, y el gran confinamiento del Covid-19 hizo que desarrollásemos Middin. En todo ese tiempo investigamos en torno al sector y las tecnologías que se podían implementar, y decidimos desarrollar este proyecto. Teníamos muy claro a qué sector nos queríamos dirigir, pero veíamos imprescindible encontrar esa tecnología. Y gracias a la oportunidad que se brindó gracias a Eiwa Space e Innovae, pudimos llevar adelante el proyecto dentro de las materias que queríamos trabajar. 
El objetivo es hacer una fuerte crítica hacia las desigualdades, enfocándonos en la capacidad para el cambio de las personas, formándonos en educación sexual e igualdad de género, con una amplia gama de formaciones en estas materias.
L: Ahora mismo, la plataforma digital la dirigimos a diferentes sectores, tanto a centros escolares, universidades, empresas e instituciones públicas, y lo que hacemos es adaptar nuestro servicio a cada sector para que esta materia se dé en todos los sectores transversales en la sociedad.

¿Qué contenidos tiene la plataforma?
L: La plataforma tiene mucho contenido. La base principal son las simulaciones y recreaciones de esas situaciones cotidianas en 360º que las damos en realidad virtual, pero apoyamos todas esas experiencias con otros formatos de aprendizaje diferentes, como pueden ser streamings, entrevistas, foros, encuestas, para que la experiencia sea lo más óptima posible y sobre todo ofrecer diferentes formas de consumir este objetivo. Los temas a tratar van desde el cuerpo, los estereotipos físicos, hasta los trabajos de casa, cuidado, o el acoso laboral o diagnósticos que se pueden hacer a nivel institucional. 

¿Qué servicios ofrecéis?
L: Los servicios que ofrecemos son el diseño y desarrollo de todo el contenido formativo, la creación de esos diagnósticos y cómo acercamos esas empresas y marcas a las nuevas generaciones. Ahora mismo, con la pandemia es muy arriesgado hacer eventos presenciales con el aforo reducido, pero estamos abiertas a cualquier oferta o propuesta que se nos haga, para que sea accesible para más gente.

¿Cómo veis la situación de los/as jóvenes en lo que respecta a desigualdad?
S: Leyre, Oihane y yo creemos que el principal problema es la base. Está claro que el sistema educativo que tenemos actualmente no acompaña a las necesidades que hay fuera, y queríamos remarcar que en su día cuando hubo necesidad de adaptar el sistema industrial a las necesidades de mercado que había, se hizo. En cambio, el sistema educativo no cambió y se quedó anticuado en todas sus funciones. Así, a día de hoy, la enseñanza se ha quedado fuera y no responde a las necesidades que tienen hoy los/as niños/as, jóvenes...

¿Creéis que la realidad mejora a medida que avanza el tiempo?
L: No nos atrevemos a decir que está mejorando mucho o al ritmo que debería. Lo que sí nos preocupa es que las mismas violencias que sufrían nuestras abuelas o madres las sufrimos hoy en día los niños, niñas, adolescentes..., también otros colectivos, como LGTBIQ+, que sufren la misma violencia que sufrían años antes. Entonces, lo que siempre decimos es que la violencia machista no cesa ni se reduce, sino que se transforma adaptándose a los nuevos tiempos de las nuevas generaciones, creando nuevas estrategias. Y esta pandemia ha enseñado lo más duro de la violencia y está tratando de invisibilizar los movimientos actuales, como el movimiento feminista. Por eso es muy necesario que todos tomemos conciencia y cambiemos nuestra manera de actuar o modelo de vida.

Como mujeres, ¿cómo veis el movimiento feminista actual?
L: La pandemia ha demostrado que las medidas que se estaban tomando no son las adecuadas, no son suficientes, y está agravando muchas situaciones del movimiento feminista. No hay más que ver los casos de violencia doméstica, la precariedad que hay en el ámbito laboral, como en el sanitario, que es increíble, y donde la mayoría de los/as trabajadores/as son mujeres, y está habiendo una precariedad global en este movimiento feminista. No hay más que encender la televisión y ver las noticias, donde solo se comenta el tema de la pandemia, y eso no ayuda a los movimientos que quieran hacer un cambio, como en este caso el feminista.    

¿Cuáles son las situaciones de desigualdad más comunes hoy en día?
L: Es muy difícil decir algo en concreto, pero sí nos gustaría decir qué violencias son las más directas o las que más se sufren. La primera sería el maltrato psicológico, que son insultos, humillaciones, amenazas..., que peligran la salud mental de las víctimas. Luego estaría la violencia física, que pone en peligro la salud física de las víctimas. También estaría la violencia económica, que sería que a través de los recursos económicos y materiales, muchas mujeres no puedan hacer un trabajo o llegar a sitios donde no pueden llegar. Por ejemplo, que los trabajos de cuidado no estén pagados, que haya un techo de cristal, brecha salarial... Y luego está la violencia sexual, que está el no consentimiento o intentar convencer a esa persona de que haga algo, agresiones sexuales, humillaciones... Luego ya iríamos a en qué espacios se sufre más. Ahí se diferencian dos ámbitos, el público y el privado. En el privado estaría lo que cada uno ejerce contra su voluntad o contra sí mismo. Luego estaría la parte de pareja, tanto espontánea o esporádica como una estable y larga, esas relaciones afectivo-sexuales, y las familias sobre todo. Y en lo público entraríamos más en los espacios escolares, laborales, de ocio, que no son seguros para muchas mujeres o para muchos colectivos. Y el último, sobre todo en las nuevas generaciones, los espacios virtuales. No hay que negar que la tecnología ahora mismo está siendo muy beneficiosa, pero muchas veces no se le da un uso correcto.

¿Cómo veis el futuro en este tema?
S: A día de hoy, cada vez hay más movimientos como Women In Progress, que apoyan a mujeres y dan visibilidad, además de servir de referencia. Está claro que el cambio ya se está dando; es cuestión de tiempo y lucha que se normalice y empecemos a ver a más mujeres en sectores tecnológicos. Por otro lado, dentro del mundo startupero, sí es verdad que cada vez hay más mujeres. Por ejemplo, para Leyre, para Oihane y para mí, Ferly ha sido una referencia, una startup fundada en 2018 en Gran Bretaña, que imparte educación sexual por medio de podcasts y hasta ahora han levantado 8 millones de dólares en rondas de inversión. Entonces, recalcar que la clave está también en tener referencias y nosotras las hemos encontrado. Creemos que ese es un factor de vital importancia para animar a futuras generaciones a dar ese paso y poder crear o fundar lo que ellas quieran.
L: Animo a jóvenes, adolescentes y demás a crear proyectos radicales para hacer un cambio en la sociedad actual, que es lo más importante. Sin propuestas nuevas ni proyectos nuevos, no va a cambiar nada.

¿Cuáles son los mayores obstáculos al crear una empresa como esta?
S: El panorama que tenemos encima es bastante peculiar. Somos dos mujeres, jóvenes, desarrollando una startup de educación sexual y educación en igualdad en un sector tecnológico liderado por hombres. No nos queremos posicionar en si esto es mejor o peor, pero lo que sí tenemos claro es que este es un punto muy diferencial entre los/as demás que están dentro de este mundo. Lo que remarcamos es que ofrecemos algo distinto e innovador, algo que hasta ahora no se ha ofrecido, y encima y gracias a Innovae y a Eiwa como equipo que está por detrás, nos sentimos súper protegidas dentro del entorno que nos rodea. 

¿Qué es lo bueno y lo malo de ser emprendedoras?
S: Lo bueno de estar desarrollando Middin y vivir como emprendedoras es que hacemos lo que nos gusta y nos sentimos afortunadas por tener este tipo de oportunidades cerca. Middin no es un proyecto más; es a día de hoy nuestro propósito de vida y hemos apostado todas las fichas a ello. Pero dentro de esa parte tan buena que tiene el hecho de estar dedicándote a algo que realmente crees, está esa desventaja de ser una apuesta y toda apuesta tiene su riesgo de que no pueda salir. Seguramente el lado negativo sea esa pequeña incertidumbre o posibilidad de que aquello en lo que estamos invirtiendo tanto tiempo y recursos no salga adelante. Pero queremos remarcar que en nuestra cabeza no entra ese tipo de posibilidad, sino crear ese desarrollo y estrategia de la startup a largo plazo. 

¿Qué consejos daríais a quienes estén pensando en crear una empresa?
S: El primer consejo que daríamos por nuestra parte es que estés conectado/a con el propósito de la empresa. Al fin y al cabo, es fundamental sentirte a gusto cada día y cada minuto que inviertes trabajando en ello. Y por otro lado, y más técnicamente hablando, personalmente creemos que a día de hoy la tecnología debe estar presente. Esta característica lo hace totalmente escalable y por tanto fundamental dentro de las necesidades del proyecto. Por tema de pandemia y Covid, nos hemos dado cuenta de que algo que no es digital no sobrevive a día de hoy en el mercado. 

¿Qué planes de futuro tenéis?
S: Leyre, Oihane y yo siempre hablamos de que ojalá creemos nuestra propia metodología educativa, poder cambiar desde nuestra parte el modelo educativo actual, creando un modelo actualizado, que sobre todo responda a las necesidades que existen hoy en día en la sociedad. Por otro lado, nuestro objetivo con la startup es crear ese cambio social, creando una red de todos los agentes, partiendo de los/as jóvenes, pasando por instituciones públicas y llegando al mundo empresa. Y por último, vivir de esto. A día de hoy es lo que estamos dedicando nuestro 100%, y la guinda sería poder vivir de ello de aquí a mucho tiempo. 


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