Empleo

"La imagen de los jóvenes está muy estereotipada"

¿Qué es y cómo nace Kuvu?

En Kuvu empezamos hace casi dos años, cuando estábamos en la Universidad de Mondragon estudiando el grado LEINN (Liderazgo Emprendedor e Innovación), y creamos el proyecto 20/75, donde buscábamos mejorar la calidad de vida de las personas mayores. De esta manera, empezamos a identificar el problema de la soledad no deseada. Había muchas personas mayores que la sufrían y otras que no, pero que era lo que más temían. Fuimos indagando qué soluciones podría haber y descubrimos que había un programa de alojamiento compartido, dentro de una red llamada Home Share International, y empezamos a pensar qué tecnología podríamos utilizar para crear ese impacto. Así creamos Kuvu.
Kuvu es una empresa social, en la que tenemos la misión de mejorar la calidad de vida de las personas mayores, previniendo la soledad no deseada y el aislamiento social, y todo lo hacemos a través de esta línea común de unir distintas generaciones.
Tenemos el Marketplace, en el que una persona mayor vive sola, porque a lo mejor sus hijos se han tenido que marchar y necesita compartir su casa, pero tiene miedo, que es uno de los principales motivos por los que alguien mayor no quiere compartir su casa. Nosotros hemos generado una serie de servicios en la que les ayudamos a elegir una persona adecuada para ellos según la compatibilidad de hobbies o forma de vivir, convivencia, etcétera... luego también les apoyamos en la protección de la convivencia. Tenemos un tipo de contrato que es único en España, en el que garantizamos la protección de la persona mayor y, por otro lado, a los jóvenes les permite acceder a una vivienda más asequible, en un entorno diferente y con un hogar distinto, alejado de compartir piso con otros estudiantes... El perfil de joven que se nos acerca es un poco más mayor.

Por otro lado, con el tema de la Covid, creamos una aplicación en la que también buscamos hacer lo mismo. Una persona mayor quizá no quiere compartir su casa, pero sí momentos. Esta aplicación se llama KUVU Compartir Momentos, y aquí tenemos desde apoyo al ir a la compra, a hacer algunas gestiones, o incluso tomar un café, un plan de ocio... y lo hacemos a través de una red de voluntariado, que busca unir a personas mayores con jóvenes que estén lo más cerca posible. Intentamos que sea entre barrios.


¿Cuál es el funcionamiento? ¿Cómo os ponéis en contacto con los usuarios?
Nosotros tenemos una parte de colaboración con la administración pública e instituciones, en la que sobre todo tratamos de difundir la posibilidad de compartir tu casa... por ahí hacemos sobre todo la parte de difusión. Pero nosotros principalmente lo hacemos todo por Facebook. Hay muchas personas mayores que a pesar del estereotipo tienen Facebook. Hacemos publicidad, marketing digital y atacamos un poco a nuestro target de personas mayores por ahí, les hacemos llegar la información de que pueden compartir su casa y demás. De ahí muchos nos contactan, muchos se registran directamente en la web y hemos ido creando una plataforma amigable para que puedan registrarse y si se quedan atascados en un punto, salta una alerta y ellos pueden hacer la gestión telefónica y nosotros la digital. Hay algunas personas que nos llaman por teléfono o vienen a la oficina y otras que lo hacen de forma digital. La sede la tenemos en BBF, el Bilbao Berrikuntza Faktoria. 
Los jóvenes se ponen en contacto de forma digital y nosotros hemos hecho acuerdos de colaboración con universidades. Aquí en el País Vasco tenemos acuerdos con todas las universidades vascas, Mondragon, Deusto y UPV/EHU, y cada una lo pone en su web como programas de alojamiento de bajo coste o programas solidarios, y a raíz de ahí muchas personas entran porque están interesadas en convivir con alguna persona mayor. 
Como cuidamos mucho el tema de la seguridad, el crecimiento que hacemos es un poco más lento. En el País Vasco principalmente trabajamos en Bizkaia y también trabajamos en la Comunidad de Madrid. 

¿Cuáles son los problemas y quejan más comunes entre las personas mayores y las jóvenes?
La realidad es que hay mucho miedo. La persona mayor normalmente suele destinar entre cuatro y seis horas a televisión al día. Es muy sensible a los medios y a lo que puedan decir. A través de las noticias, la imagen de los jóvenes está muy estereotipada, que van de fiesta, de botellón... eso provoca un estereotipo por parte de la persona mayor hacia la persona joven. Entonces, a la hora de convivir muchos tienen miedo a cómo va a ser la convivencia, si van a montar fiestas en casa, qué va a pasar con la cocina... elementos que les preocupan, que se unen al miedo de no saber cómo va a ser convivir con una persona después de haber pasado 8 años sola, por ejemplo. 
El joven que nos viene también tiene estereotipos hacia la persona mayor. No sabe si la va a tener que cuidar, qué salud tiene, si tiene que darle medicación...
Al final, ninguno de los casos es real. Los mayores son completamente autónomos, hacen vida normal y tienen un espíritu súper joven, quieren compartir su casa porque quieren vivir una experiencia diferente, y la persona joven es un poco más madura, quizá estudia un master o un doctorado y no quiere convivir ya con chavales.  

¿Podrías darnos datos sobre la evolución de Kuvu?
Kuvu lo constituimos en abril de 2019. Hemos cumplido un añito en la cuarentena. En marzo habíamos cubierto unas 100 habitaciones, pero a raíz de la Covid hemos perdido casi un 90%, por la cuarentena y el miedo al coronavirus.
Ahora mismo dentro la plataforma tenemos registradas unas 493 personas jóvenes que están buscando alojamiento dentro de Kuvu, y 185 personas propietarias que están registradas, de las cuales, conviviendo ahora mismo con contrato activo, estamos en torno a unas 12 viviendas que están ocupadas, porque el resto de personas propietarias, principalmente por el coronavirus, están un poco a la espera. Hay mucho miedo ahora por parte de las personas mayores. 

¿Qué más ofrece Kuvu?
Cuando empezó el coronavirus, montamos una iniciativa que se llama Covida, que lo hicimos de una forma totalmente altruista, en la que buscábamos cubrir a personas mayores que podían ser vulnerables y no salían de casa por el tema de la cuarentena. Creamos una red de apoyo para esas personas, que muchas veces por la brecha digital, por no saber usar redes sociales, móvil o videollamadas, son las más aisladas. 
Montamos una red nacional e intentamos acelerarla. Sobre todo, en Canarias hemos recibido muchísimo apoyo por el Gobierno de Canarias. Estamos en todas las comunidades autónomas, Ceuta y Melilla incluidas, y en la red ahora mismo hay más de 3.500 personas mayores y aproximadamente unas 1.500 personas voluntarias. Gestionamos unos 850 apoyos de forma directa y bastantes de forma indirecta. Nosotros lo que dimos es una seguridad muy fuerte, chequeo legal, recogíamos toda la localización de los avisos, que se conocieran personalmente...
Ahora lo que hemos hecho es evolucionar esa aplicación, que la hicimos por pura filantropía, y la estamos evolucionando hacia una red permanente de apoyo para personas mayores. Haremos el primer lanzamiento con el apoyo del Gobierno de Canarias, en todo Canarias, en octubre.

¿Qué os habéis encontrado en la pandemia?
Nosotros somos una empresa y tenemos que sobrevivir. Para nosotros el coronavirus ha tenido un efecto potente, precisamente porque habíamos llegado ya a 150 personas propietarias en marzo, habíamos invertido bastante en publicidad, habíamos hecho una nueva versión de la plataforma... y de eso cayó casi un 80% que perdimos por el coronavirus. La ronda de inversiones que habíamos hecho no se pudo cerrar por el miedo de las empresas... pero como no quisimos parar y montamos Covida, durante la cuarentena estábamos muy activos. Covida nos motivó mucho y generamos impacto y ahora el Gobierno de Canarias ha comprado dos aplicaciones para que lancemos allí... Hemos podido sobrevivir así. Lo que es la parte de compartir hogar está menos intensiva ahora mismo, aunque siguen entrando clientes de forma puntual, pero no hacemos publicidad porque entendemos que no es el momento. 
Y luego hay un montón de miedo. Esta situación es un poco burbuja, porque la gente está cobrando ERTEs y parece que no tenemos una crisis económica grave, pero lo que sí notamos en clientes es que tuvieron que dejar de alquilar habitaciones porque sus hijos habían vuelto a casa, por ejemplo, hay personas mayores que han dejado su casa y han tenido que compartir habitaciones...  

¿Cómo decidisteis entrar en el mundo del emprendimiento?
Jon Ander y Haize entraron a LEINN con 18 años. Jon Ander montó Kuvu, que era una empresa dentro de LEINN, y Haize había montado otra empresa y estaba trabajando en temas de educación. Yo soy un poquito más mayor, voy a cumplir 28 años, y vengo de Canarias. Allí había montado una asociación para ayudar a jóvenes emprendedores, trabajé en una consultora de inversiones, había montado una línea de negocio... había hecho mis pinitos y decidí dejarlo todo y venir a Bilbao precisamente porque quería emprender y entré en LEINN. Al final LEINN nos ha dado la oportunidad de unirnos, de hacer cosas juntos. 

¿Cuál es la parte positiva y negativa del emprendimiento?
Como joven tienes un planteamiento que socialmente se transmite que es la juventud como sala de espera para llegar a ser adulto y poder hacer cosas. Se supone que tienes que disfrutar y luego hacer cosas. Pues la realidad es que no es así. Como jóvenes muchas veces tenemos la motivación para cambiar las cosas, pero sientes que no puedes hacerlo. Ser emprendedor te cambia la visión, porque te das cuenta de que sí eres capaz de hacer cosas. A lo mejor ocurre que tienes un proyecto de emprendimiento que te da de comer más o menos, pero al mismo tiempo no solo cambia tu forma de verlo en este proyecto, sino también la forma en la que actúas como ciudadano, te metes en muchos proyectos que no están solo relacionados con el dinero, algunos sí, pero tienen que ver con generar cosas que quieres activar. Hemos montado exposiciones, grupos de apoyo, proyectos para donaciones para determinadas personas... para generar un cambio. Entonces, para mí ese uno de los grandes aspectos positivos.
Y la parte negativa tiene que ver con la estabilidad y la presión que te genera. No es lo mismo tener un sueldo fijo y estar tranquilito pagando las deudas. A veces incluso tienes que tener dos trabajos para poder compatibilizar la vía de emprendimiento con crisis como las de ahora. Si yo no hubiese estado trabajando como consultor en Mondragon, a lo mejor me hubiese tenido que volver. Entonces, a veces tienes ese contrapunto, que la estabilidad es el principal peso. Tenemos que pagar mucha seguridad social como autónomos societarios. Pagamos muchísimo, casi mil euros al mes entre los tres solamente para arrancar. Entonces, muchas veces sientes que tienes muchas piedras en el camino.   

¿Qué consejo darías a jóvenes emprendedores?
Nosotros que estamos en el emprendimiento social, principalmente lo que hay que hacer es tomar acción. Muchas veces pensamos que tenemos que tener una idea perfecta y a veces lo que hay que hacer es empezar a hacer, ir construyendo. Kuvu empezó así. Kuvu empezó con un café con unas personas mayores que estaban en Sarriko, al lado de nuestra universidad, que empezamos a ir al centro de jubilados y un día les propusimos hacer una excursión. Y en esas conversaciones es donde sale una necesidad que empiezas a notar, mucha gente que cuenta lo mismo, empatizas con ese problema y empiezas a tomar acción y te motivas. Entonces, a la hora de emprender, simplemente lo que hay que hacer es empezar a indagar y hablar con esas personas con las que te gustaría trabajar, con ese público y problema que te motiva. Solamente hay que ir acercándose. Conozco a mucha gente de entre 12 a 16 años que están haciendo cosas increíbles. Entonces, yo lo primero que recomendaría sería dejar de pensar y empezar a actuar de forma más pequeñita. Y luego hay muchas redes de emprendimiento que pueden ayudar, como la Startup Weekend, que son eventos de un fin de semana que te permiten conectar con gente que tiene la misma filosofía. 

¿Cuáles son los planes de futuro de Kuvu?
Nosotros ahora el planteamiento que tenemos es, después de haberse roto todo con el coronavirus, pausar KUVU HomeSharing de forma tan intensiva, aunque seguimos con nuestros clientes y seguimos con nuestra línea de alojamiento. En 2021 abriremos en Canarias, de la mano del Gobierno del Archipiélago Canario, que quiere impulsar el proyecto allí. El plan de apertura en Barcelona y demás se quedará pausado hasta más adelante. 
En la parte de la aplicación que hemos hablado, la idea es generar el mayor impacto posible, de forma gratuita y sin ningún ánimo de lucro, pero lo que sí vamos a plantear es una red permanente de apoyo a personas mayores. En la India nos gustaría seguir generando impacto. En la red que tenemos de Covida, una nueva versión que lanzaremos en octubre, nos gustaría aplicarla en todas las comunidades autónomas del Estado. Por lo tanto, la idea sería empezar a generar una red permanente. Tenemos una visión de ir generando un marketplace solidario, en el que empresas puedan colaborar para monetizar y apoyar a los jóvenes. Estamos generando una serie de incentivos para fomentar que los jóvenes participen en la red. 
Y también hemos abierto una aplicación específica para familias monoparentales, que fueron usuarias de Covida, ya que empezaron a entrar muchas madres solteras y padres solteros allá. Nos estamos encontrando que estas familias están con unos niveles de pobreza preocupantes, a pesar de tener trabajo, sobre todo hablando de mujeres. Hemos hablado con el Gobierno Vasco para ver si sale el proyecto en Euskadi.   

¿Cómo animarías a jóvenes y mayores a utilizar Kuvu?
Que se sientan completamente libres de entrar en la web. Pueden llamarnos por teléfono para cualquier duda... Para las personas jóvenes, sobre todo, en la web tienen todo el proceso online, donde se les hace un cuestionario de compatibilidad y aparecen personas con las que pueden conectar, y a las personas mayores, que se animen a llamar, que vayan a los ayuntamientos, donde les van a hablar de nosotros. Y aunque no estemos en una región, trataremos de buscar alguna red que tenga un programa de alojamiento para apoyarles. Que llamen, que les vamos a informar sin ningún problema.