June Arrieta es una mujer con mucho talento. Y no solo lo decimos nosotro/as. También lo dice Forbes, que la ha incluido en su lista de las 30 personas menores de 30 años con más talento en España (’30 under 30’). Hace casi un lustro, June fundó Zocco Handmade, una empresa que se dedica a fabricar y vender una alta variedad de productos elaborados con productos artesanales, lo que los convierte en altamente sostenibles. Pero hay más, ya que estos productos, fabricados en países como Marruecos o India, proporcionan a sus creadoras, todas ellas mujeres, una mejora vital y económica para ellas mismas. En esta entrevista, June nos explica qué es Zocco Handmade, cómo trabajan, sus proyectos, su visión del feminismo…
¿Cómo se siente una al estar en la lista de Forbes de los/as 30 jóvenes de menos de 30 años (’30 under 30’) con más talento de España?
Si te soy sincera, en el momento en que me llamaron no me lo creía. La verdad es que es un orgullo, más porque conocí a una persona que entró en la lista el año pasado, Enrique Cat, y me parecía algo inalcanzable, y cuando me llamaron por teléfono, no entendía cómo me habían localizado y me sentí súper orgullosa de mi trabajo. Al final, este tipo de reconocimientos también te ayudan a seguir trabajando duro y luchando por lo que uno/a cree.
¿Qué es Zocco Handmade?
En Zocco creamos productos hechos a manos que recogen la artesanía de distintos países, pero realmente, en fin de todo ello es apoyar a las mujeres que están en riesgo de exclusión, uno, a través de la formación, para que ganen en autonomía; dos, les damos la opción de empleo para que puedan ser autosuficientes y no dependan de sus maridos al 100%; y tres, de alguna forma, lo que queremos mostrar es que todo el mundo, a través de algo tan sencillo como hacer una compra, también podemos cambiar las cosas, es decir, concienciar al consumidor de que a través de nuestro consumismo podemos cambiar muchas cosas.
¿Cómo se os ocurrió la idea?
Esto nació cuando estaba en la universidad. Realmente empezó como una cosa muy sencilla de sacar un proyecto adelante y empezamos a coser cojines de Marruecos nosotras mismas en nuestras casas con nuestras abuelas, nuestras madres… pero fue en nuestro primer viaje a Marruecos cuando nos dimos cuenta de que sales a la calle y prácticamente todo son hombres, y cuando encuentras a mujeres, te choca que vayan tan tapadas, que no sean ellas las que trabajan, y nosotras estábamos comprando un producto a 7 euros, teniendo en cuenta que lo comprábamos en una tienda. Es decir, ese mismo producto pasaba por cinco manos y la persona creadora cobraba en torno a 30 céntimos. Dijimos “hemos abierto este proyecto de la forma más tonta posible, pero tenemos en nuestras manos una manera de apoyar a todas estas personas”; y así empezó Zocco como lo conocemos ahora. Llevamos ya casi 5 años y ha evolucionado muchísimo por la cantidad de productos, porque las formaciones que se dan tanto en India como en Marruecos son mucho más completas; ya somos más de 24 mujeres, así que vamos ampliando poco a poco.
¿Qué filosofía hay detrás de la empresa? Habláis del empoderamiento de la mujer…
Eso es. El producto es solo una excusa. Nosotras estamos haciendo todo esto para crear una vía de empleo y formación para mujeres que no han tenido la oportunidad ni de estudiar ni de trabajar nunca. Nosotras tenemos una agente comunitaria, que lo primero que hace es hablar con las familias. Hay que entender que son mujeres que están casadas, que hasta ahora no han salido de casa o no han tenido la oportunidad de trabajar… entonces, por muy mal que suene, hay que convencer al marido de que realmente el hecho de que su mujer trabaje va a crear un beneficio a la casa.
Una vez que este ejercicio se ha hecho y dentro de la familia se decide que ella quiere venir a colaborar con nosotras, se hace un preparamiento de 15 días, donde ella aprende principalmente sobre costura y diseño, para que en los primeros 15 días ya pueda estar cobrando algo; porque si la familia no ve que están sacando nada monetario de esto, le va a hacer volver para cuidar de los hijos y de la casa porque no ve ningún beneficio económico y piensa que si no va a cobrar nada, para eso que esté en casa.
Después de esos 15 días y que empiezan a cobrar, empiezan a hacer productos muy sencillos y ya entran dentro de las formaciones regladas. Las formaciones duran dependiendo de los módulos, pero hemos tenido formaciones en inglés, en diseño, en empresa, y otros tipos de módulos, para que el día de mañana, si después de un año no quieren seguir trabajando con nosotras, les podamos apoyar a montar algo por su cuenta o montar otro tipo de empleo que no sea solamente en confección-textil.
¿Qué tipo de productos tenéis?
Un poco de todo (ríe). Desde toallas, sandalias, maletines, mochilas, cuadernos, bolsos de todo tipo, carteras, cinturones, correas de cámara… de todo. Hay que entender que son mujeres que nunca se han dedicado a esto y cuesta un poco de tiempo ir profesionalizando los productos, pero ya son ‘cracks’.
¿Y en qué se diferencias vuestros productos de otros?
A nivel de materiales, todos los tintes son naturales y todo el algodón es orgánico… y para mí lo más importante, que tú cuando compras el producto, te viene la historia de la persona que lo confecciona y te puedes poner en contacto con ella. Entonces, de pronto, ese producto es una persona humana que ha puesto todo su sentimiento en hacerlo, y tú cuando lo recibes, quiero pensar que recibes un poco de esa energía y que realmente eres capaz de poner cara y sonrisa a la persona que ha hecho el bolso que llevas, por ejemplo.
Por lo tanto, ¿a qué se contribuye al adquirir vuestros productos?
A que luego se puedan hacer todas las formaciones, a que se mejore el taller, a que se apoye a la mejora de las casas de las familias… El 100% de nuestro beneficio se reinvierte después en las comunidades y en las personas que trabajamos en el proyecto.
¿Cómo se pueden adquirir vuestros productos?
Tenemos 3 líneas de negocio. Una es vía online, www.zoccohandmade.com. También solemos organizar eventos, para que nuestro consumidor final pueda ver el producto de forma física y sepa un poco más de la historia. Dos, vendemos vía tienda. Tenemos un catálogo que se distribuye y las tiendas compran equis cantidad y lo revenden; y después, la última línea que acabamos de estrenar hace un año es la venta en empresa. Lo que hacemos son productos personalizados para clientes, trabajadores, regalos que la empresa quiera hacer… ¿Por qué abrimos esa línea? Realmente el producto es mucho más sencillo y para ellas crearlo es algo más monótono, pero conseguimos que con solo un cliente se llegue a muchas más gente. Entonces, consigues mucho más volumen, poder sumar cada vez a más personas al equipo, y en el momento de la distribución, llegar a mucha más gente solamente con un cliente.
¿Qué proyectos de futuro tenéis?
Muchos (ríe). Ahora mismo estamos en Marruecos por casualidades de la vida, pero mi sueño es que el proyecto esté aquí; es decir, que montemos un equipo con mujeres de aquí. Estamos trabajando en ello. En principio se iba a estrenar en 2019, pero las cosas se están retrasando un poco y esperamos que para 2020 el proyecto ya haya comenzado, y en este caso, serán mujeres de aquí con materiales de aquí, utilizando los materiales y técnicas de aquí.
Y en cuanto a la distribución, ahora mismo vendemos mayormente en España y algunos países de Europa, pero cada vez estamos teniendo más presencia en Estados Unidos, y nuestro siguiente foco es intentar expandir mercado en Estados Unidos.
¿Cuál es vuestra forma de trabajo?
Los equipos de Marruecos también son de Zocco. Aquí ahora mismo estamos 4, entre San Sebastián y Madrid, y alguien del equipo está cada dos meses en Marruecos o India. Y aparte, hay una persona de Zocco, pero originaria del país en cuestión, que se encarga de que las formaciones vayan bien, los productos estén bien, haya stock de material, hacen las reuniones con las mujeres para apoyo emocional… y se encarga de pasarnos un informe todas las semanas.
Como mujer y emprendedora que eres, ¿cómo valoras el movimiento feminista que está teniendo lugar en nuestro entorno en los últimos años?
Para mí, y más por las culturas en las que trabajo, es esencial. Creo que ahora mismo el hecho de tener en cuenta el poner en valor el trabajo de la mujer es esencial, y sobre todo, poner en valor la independencia. Creo que actualmente, y para el futuro, más que valorar el sexo se tendría que valorar las capacidades de cada uno/a, sin tener en cuenta ni de dónde viene, ni quién es, ni si es mujer u hombre, y eso yo creo que trabajando desde la educación, cada vez va a ser una mayor revolución. Está demostrado que nuestro cerebro funciona de forma diferente. No significa que sea mejor o peor, pero funciona de forma diferente; entonces, llega un momento en el que dices que es bueno que ambas formas de hacer o de ver las cosas se complementen, porque es así como vamos a conseguir que la sociedad mejore y las cosas se hagan de forma distinta, y ese es mi punto de vista.
Para ti, ¿qué es lo mejor y lo peor de ser emprendedora?
Yo valoro muchísimo el hecho de estar haciendo algo para mí; saber que todo aquello que decido hacer es porque realmente creo que es lo mejor para el proyecto y no porque nadie me haya dicho que vaya a ser así, aparte de ver crecer algo que era nada y ver el tamaño que está cogiendo ahora mismo, que es como un hijo (ríe). Siempre digo lo mismo, pero lo he criado desde pequeñito y lo ves crecer y crecer y coger un carácter personal, y vas viendo cómo las personas que se incorporan al equipo sueñan con el proyecto… y te hace feliz. Realmente toda aquella cosa buena para el proyecto, cualquier premio, reconocimiento o todos los avances que están haciendo las mujeres en cada país, está directamente conectado contigo. Entonces, es indescriptible el sentimiento que te da. Y aparte, la libertad; la libertad de movimiento y crecimiento. Es decir, es una empresa tan pequeña que ahora mismo se toma en cuenta la opinión de todos/as, es muy voluble, fácilmente cambiable, y eso, quieras o no, para el desarrollo de uno/a mismo/a, es súper esencial. No es algo estanco, sino que está vivo.
Y lo peor es la inestabilidad. Económicamente, al final, al ser una empresa, también pasamos nuestros baches y la estabilidad económica no es tan grande. La vinculación emocional es tan grande también, que al final pasas tantas horas que no existe un horario fijo, estás hasta que termines y si hay algún problema, obviamente, la principal responsable de que todo se resuelva soy yo. Entonces, la carga personal es muy grande.
¿Qué recomendarías a los y las jóvenes que estén pensando en emprender un proyecto?
Les diría que sé que es difícil, y que cuando tienes un papel lleno de garabatos y sueños por cumplir, parece que es difícil dar el primer paso y creer que realmente puedes, pero yo les diría que lo intenten. Ahora mismo, y más siendo joven, estamos en el momento perfecto, porque no tenemos grandes cargas, y creo que si no lo hacemos ahora, es difícil que en un futuro nos atrevamos a hacerlo; y por otra parte, creo que de alguna forma, es el mejor currículum que puedes tener, porque al principio todo lo tienes que hacer tú. No hay nadie que te pueda apoyar, sino que tienes que aprender a hacerlo tú todo, desde llevar las cuentas hasta la distribución del producto, el diseño… lo que sea; y entonces te da una visión de la empresa muy global. Y te da una doble carga de ilusión o una manera diferente de afrontar la vida, porque te vuelves una persona muy resolutiva y muy pasional.
¿Cómo animarías a nuestros/as lectores/as a que adquieran vuestros productos?
Creo que hay veces que en las noticias vemos todas las catástrofes, todas las cosas malas que ocurren, y de alguna forma nos sentimos lejanos a ello o que no podemos hacer nada para cambiarlo, pero simplemente por elegir un producto A o un producto B, puedes estar cambiando un montón de cosas. Si millones de personas deciden comprar el producto A en vez del producto B, de repente consigues cambiar esas empresas que ahora mismo están empleando a gente menor de edad, o, por mucho, por debajo del salario mínimo interprofesional, máxime en países donde el salario mínimo es bajo. Con una opción u otra dejas que utilicen materiales tóxicos, dejas que trabajen en entornos insalubres… y todo porque el consumidor es el que realmente tiene el poder. Si dejamos de comprar, la empresa se muere, y la empresa tiene que pensar qué es lo que el consumidor quiere y ofrecerle eso. Somos nosotros/as los/as que tenemos el poder.