Gloria Gubianas forma parte de Hemper, empresa creada hace dos años por seis jóvenes emprendedores y emprendedoras que se conocieron en los años de la escuela y la universidad y a los que les unía una motivación común: el compromiso social. Por ello, pusieron en marcha esta empresa de venta y distribución de mochilas elaboradas con las técnicas textiles tradicionales y los materiales de Nepal. Contribuyen así a la puesta en el mercado de productos sostenibles y también al desarrollo de comunidades desfavorecidas. En esta entrevista, Gloria nos habla de la historia de Hemper y de sus ilusiones de futuro.
En 2018 ganasteis la edición española del ‘Global Student Entrepreneur Awards (GSEA) de emprendedores/as universitarios/as, organizada por Entrepreneur’s Organization (EO). ¿Qué sentisteis al recibir la noticia?
La verdad es que estábamos súper contentos y orgullosos porque nos cuesta mucho ganar premios en Hemper. No tenemos nada que sea realmente innovador, ya que al final estamos vendiendo un producto, moda, y a pesar de que a través de nuestra cadena de producción y con el dinero que recopilamos ayudamos a los colectivos vulnerables con los que trabajamos en las comunidades, realmente no es un producto demasiado innovador. Por lo tanto, estábamos súper contentos.
¿Cómo surgió la idea de Hemper?
Dos de mis socios, Alejandro y Gonzalo, viajaron a Nepal a ayudar a una ONG y a su vuelta querían ayudar y seguir contribuyendo de alguna manera a Nepal. La fibra del cáñamo es una fibra textil muy tradicional de ahí e incorporamos productos que eran bonitos. En concreto nos gustaron las mochilas y compramos 50 para recopilar dinero, y a partir de ahí se vendieron muy bien. Todo esto como cualquier persona que empieza un proyecto solidario. Entonces, tras investigar y tras ver cómo de verdad se genera el impacto social y cómo funciona todo este mundo, quisimos generar impacto social en toda nuestra cadena de producción.
¿Cómo llegasteis a trabajar con la Comunidad de Budhanilkantha? ¿Cuál es vuestro modo de trabajo?
Les conocimos y allí había varias opciones de qué tipo de proveedores podíamos escoger, algunos muy grandes y con mucha experiencia, y luego estos a quienes encontramos, que eran pequeños proveedores del área rural. Conectamos bastante emocionalmente con ellos y nos dimos cuenta de que apostando por pequeños proveedores locales podíamos generar más impacto que comprando a proveedores grandes. Y ya desde entonces hasta ahora.
¿Cuál es vuestro modo de trabajo?
Nuestro objetivo es contribuir al desarrollo social y económico de Nepal. Atacamos diferentes puntos de este desarrollo; en primer lugar, generando un empleo digno y riqueza allí. Por eso tenemos toda la cadena de producción en Nepal. Para nosotros sería muchísimo más fácil producir las cosas aquí, como teniendo un taller aquí o comprando algunos materiales aquí. De manera que si tenemos una cadena de producción completa allí, estamos generando más riqueza al país, contribuyendo a su desarrollo industrial, al comercio internacional, etcétera.
Por otro lado, también utilizamos en nuestra cadena de producción procesos artesanales tradicionales de allí para la preservación de la cultura, de la artesanía, del arte, en concreto con el cáñamo, y el cáñamo a nivel ecológico tiene un montón de propiedades que son muy interesantes porque a diferencia de otras fibras naturales, no necesita tanta agua ni pesticidas…, y es una fibra que se está empezando a descubrir ahora. Y después estamos contribuyendo a esa introducción en el mercado de la moda del uso del cáñamo.
Por otra parte, en toda nuestra cadena de producción están empleados colectivos vulnerables, que son gente que no ha tenido las mismas oportunidades que parte de la población en Nepal. Son gente que proviene de zonas rurales, de clases sociales en Nepal más bajas, que no tienen la educación terminada o completada, y la parte más especial es la parte de la confección de las telas, que es la parte más tradicional, y ahí tenemos un grupo de mujeres. Son unas doce mujeres que están en riesgo de exclusión social y que a todo lo que acabo de comentar se le suma el hecho de ser mujer, y lo que hacemos con esta comunidad de mujeres y con parte de los sastres es que con nuestros beneficios, aparte de darles empleo, les damos algo que llamamos un programa de beneficios sociales, que es que con parte del dinero que ganamos con la venta de nuestras mochilas, les hemos puesto a los hijos refuerzo escolar, ya que como sus padres y madres no tienen educación, tienen más riesgo de fracaso escolar que otros, y con esto intentamos contribuir a que terminen sus estudios y tengan más opciones de futuro. También les damos formación a ellas, en higiene, en gestión de residuos, en economía, para que sean capaces de gestionar sus ahorros, su familia, etc., para que superen la pobreza y no tengan riesgo de volver a caer.
El equipo de aquí lo componéis 12 personas y en vuestros inicios erais 6. ¿Cómo os conocisteis?
Tres de los socios son amigos del colegio y el resto somos amigos de la universidad, porque estudiamos en Mondragon Unibertsitatea LEINN, Liderazgo Emprendedor e Innovación.
¿Qué beneficios aporta a la sociedad el uso de vuestras mochilas?
En primer lugar, en vez de estar comprando unas cuyos proceso de producción contaminan más, ya que se requieren muchísimas más aguas, más tóxicos, etcétera, con las nuestras se está contribuyendo al planeta. Por otro lado, se ayuda a que comunidades en Nepal tengan un empleo digno y más oportunidades para el futuro, que haya refuerzo escolar en los hijos de las personas que fabrican la mochila, y luego en España también se contribuye al movimiento del desarrollo sostenible y a los emprendedores jóvenes que estamos tratando de crear empresas con impacto social, a que haya más empresas como la nuestra y que salgan adelante.
¿Creéis que hacen falta empresas que aporten un valor social como la vuestra?
Sí. Yo creo que hay muchas y lo que tenemos que hacer como consumidores es individualmente intentar apostar por estas y descubrir, dedicar tiempo a conocer qué está haciendo la gente y consumir estas marcas. Las empresas son gran parte de la economía y todo el movimiento mundial, entonces, si compramos a la gente que lo hace mal, serán ellos los que gobiernen el mundo de alguna manera. Cuando compramos estamos votando, así que como consumidores, debemos ver esto en todos los sectores, a nivel de alimentación, moda, transporte…, intentar apostar por la gente que tenga una visión más diferente y sostenible de las cosas.
¿Qué es lo mejor y lo peor del emprendimiento?
Lo mejor es que al final te rodeas de gente que tiene las mismas ganas y las mismas energías que tú, crear equipos que tienen la misma visión del mundo que tú.
Y lo peor es que no sabes si esto se va a acabar mañana o el mes que viene o va a salir al final adelante. Te llevas los problemas a casa… Esa sería la parte más fea.
Como joven emprendedora y empresaria, ¿cómo ves el mundo laboral en estos momentos?
Yo cuando veo alrededor mío la gente que no está emprendiendo, veo que hay muchísimas dificultades. A nivel global todo está bastante difícil. Pero por otro lado me rodeo de gente que está emprendiendo, que está contratando más y que está creciendo y que tiene equipos muy bonitos… Yo tengo bastante esperanza en que sobre todo los jóvenes apuesten por estar en una startup, una empresa que sea de recién creación o pequeña, porque al final van a aprender un montón y yo creo que hay trabajo y está creciendo.
¿Hasta dónde queréis llegar? ¿Tenéis pensado aumentar vuestra gama de productos?
Lo primero que queremos es acabar de ser rentables. Llevamos dos años y los primeros vamos a tener pérdidas por la estructura que tenemos y el crecimiento que queremos tener. Este año 2019 vamos a dar pérdidas, y entonces, nuestro objetivo a largo plazo es conseguir ser sostenibles. Cuando lo consigamos, intentar llegar a un crecimiento que sea óptimo. Nosotros lo que queremos es poder vivir de esto y en Nepal poder hacer proyectos que ayuden a estas comunidades. Vamos a empezar a hacer venta física, porque hasta el momento tenemos venta online, vamos sacando nuevos productos, nuevos complementos de moda, como riñoneras, bolsos, etcétera, y también queremos lanzar una nueva línea que sea complementos para empresas…, y luego la expansión a Europa, que ya la empezamos en mayo de 2018 y creemos que en Europa tenemos un mercado enorme y muy comprometido con nuestros mismos valores, por lo que creemos que ahí tenemos muchísimas oportunidades.
¿Cómo se pueden adquirir vuestros productos?
En la web, www.hemper.es, y pronto en tiendas físicas, de cara al año que viene.
¿Qué recomendarías a alguien que quiera emprender un negocio?
Lo que yo recomendaría es que si tiene un equipo potente a su lado, que vaya para adelante. Yo creo que al final todo es la gente de la que nos rodeamos y el equipo que tenemos. Que se intente, porque cuando somos jóvenes, creo que es la mejor época para hacerlo porque no tenemos responsabilidades familiares de momento, no tenemos una familia ni hipoteca…, y es el momento en que tenemos las energías para hacerlo. Y que en todo momento cuando emprendamos tengamos en cuenta un poco el medio ambiente y las desigualdades sociales que hay, para intentar que a través de la generación de riqueza económica generemos riqueza social y el menor impacto medioambiental posible.
www.hemper.es